Isaac Zubia, me hace llegar esta carta de agradecimiento que no tiene desperdicio. Se recomienda difundir.
Muchas gracias, Javier, por proponer medidas de excelencia
en el fomento de la exclusión social.
Muchas gracias, alcalde, por fomentar la xenofobia y el racismo en la ciudad.
Felicidades, licenciado Maroto, por esa manera tan “moderna”
de entender la política como la guerra por otros medios: donde -como en el
amor- todo vale.
Gran acierto, señor Maroto, en el manejo de la profunda
insatisfacción de las gentes para enfrentarlas unas con otras.
Muy apropiado, regidor, fomentar la ignorancia añadiendo
falsedades a la desconfianza y el rumor. A mayor gloria del dios partido
populista (perdón popular)
Verdaderamente brillante, primer ciudadano Maroto, su estilo
campechano, su desparpajo en rebajar sin
empacho el nivel de su discurso; para
alimentar en su provecho las paranoias más primarias de gente desesperada.
Sin par el uso que usted, máxima autoridad municipal, hace
del río revuelto de la desconfianza de los gobernados hacia los gobernadores
(perdón gobernantes)
Óptima, vitoriano mayor,
la desenvoltura en el manejo torticero de la estadística: al fin y al
cabo ya se sabe que hay verdades, mentiras y estadísticas.
Oportuna al máximo, políglota Maroto, su adaptación de la política local a los nuevos aíres de la
política europea: con su versión “vitorianica” de las propuestas xenófobas de
Maríe Le Pen.
Ya rayana en la perfección, cosmético y progresista señor
mío, la utilización desde el poder de
herramientas propias de los movimientos sociales, como la recogida de firmas y
la Iniciativa Legislativa Popular.
Muy agradecido, Javier Maroto, por haberme hecho entender
-por fin- a qué se refería Hanna Arendt cuando hablaba de la banalidad del mal
y la génesis del nazismo.
Impagable, mi ya no estimado señor, el haberme hecho
entender la rabia que debieron sentir -en lo más profundo de sus corazones de
poetas- Machado, Miguel Hernández,
García Lorca… cuando asistían espantados al auge del fascismo; que ganaba, no
sólo batallas, sino también las conciencias de muchos: ignorantes atrevidos.
Gracia plena, don Javier,
ahora entiendo por qué a los andaluces, a los extremeños, a los
castellanos…recién llegados a la ciudad, ciertos vitorianos de “pro” -como sin duda es usted- los llamaban coreanos
o maquetos.
Deo gratias, santo
patrón de la Vitoria empresa, por mostrar, a quien aún tuviera dudas, su rostro
más autoritario y clasista: el que vale, vale, y el que no a la Michelin.
Muchas gracias, en fin, señor don Javier Maroto, por dejarme
claro -a mí y a otras muchas personas como yo- a quien no hay que votar bajo
ningún concepto en los próximos comicios.
FIRMADO
Isaac Zubia Pérez de Zabalate (Un VTV cabreado)