Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. Representa un ángel que parece a punto de alejarse de algo a lo que mira atónito. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas extendidas. El Ángel de la Historia debe de ser parecido. Ha vuelto su rostro hacia el pasado. Donde ante nosotros aparece una cadena de acaecimientos él ve una única catástrofe que acumula sin cesar ruinas y más ruinas y se las vuelca a los pies. Querría demorarse, despertar a los muertos y componer el destrozo. Pero del Paraíso sopla un vendaval que se le ha enredado en las alas y es tan fuerte que el Ángel no puede ya cerrarlas. El vendaval le empuja imparable hacia el futuro al que él vuelve la espalda, mientras el cúmulo de ruinas ante él crece hacia el cielo. Ese vendaval es lo que nosotros llamamos progreso.
Walter Benjamin.
EL CAPITALISMO
ENTENDIDO COMO UNA INCORRECTA COMPRENSIÓN DEL TIEMPO.
Se ha escrito
mucho sobre los orígenes y causas del sistema que Carlos Marx definió como
capitalismo. En las últimas décadas, con el auge de conceptos procedentes de la
ecología social, apareció el término turbo-capitalismo, que venía a explicar que en el sistema
capitalista: por su propio desarrollo, por la aplicación de las nuevas
tecnologías de la comunicación al sector financiero, por el aumento de la
velocidad del transporte basado en los
combustibles fósiles… se producía una aceleración cada vez mayor en los flujos
de mercancías físicas o virtuales. Es decir, que el capitalismo se desbocaba de
forma creciente, resultando cada vez más inabarcable para la escala humana; y
también más frágil y proclive a sufrir crisis cada vez más frecuentes y
globales.