Te animamos a hacer un ejercicio antes de seguir leyendo; piensa en los cinco principales valores democráticos o de Derechos Humanos que crees se vulneran en Euskadi, aquellos que verdaderamente crees que son un problema para la sociedad vasca. Piensa también en ejemplos concretos que hayas vivido. ¿Lo tienes? Bien, ahora compara tus respuestas con la nueva campaña de la Diputación Foral de Álava titulada «Tolerancia cero».
Para la diputación, los mayores problemas de Derechos Humanos de la ciudadanía alavesa son: el fanatismo religioso, la violencia machista, la homofobia, la mutilación genital femenina y el maltrato a las personas mayores. ¿Habéis acertado muchas? Nos atreveríamos a decir que no más de tres. Pero, si grave es olvidarse de intolerancias que han tenido afectación real en la sociedad vasca (sin minusvalorar las que aparecen), siendo sustituidas por otras cuya gravedad es evidente pero con mínima incidencia en la sociedad alavesa, como la mutilación genital femenina (MGF), más preocupante aún son los ejemplos concretos que nos ponen para ilustrar cada una de ellas.
Por cierto, es significativo que fuera el mismo PP que hoy se muestra tan sensible con el problema de la mutilación genital femenina en las niñas de Álava, quien en 2012 se cargara literalmente el proyecto del Observatorio y nuevas estrategias para la formación de los/as profesionales sobre la mutilación genital femenina en Álava: «Conocer para actuar en Álava» cuyo objetivo era realizar un abordaje preventivo de la MGF en Araba/Álava, desde la atención primaria en salud, servicios sociales y educación.
El propio diseño de la campaña ya nos predispone a posicionarnos; a la izquierda ejemplos de intolerancia sobre fondo negro, a la derecha la tolerancia sobre fondo blanco. Más allá de lo desfasado del diseño gráfico, al ser gente con la piel tirando a oscura la mayoría de la intolerancia en contraposición a la tolerancia, la composición final queda bastante mal.
Dejando de lado los gustos estéticos, la miga está en los ejemplos concretos. Para ilustrar el fanatismo, bien se podría haber puesto alguna de las múltiples fotos que circulan por internet de dirigentes de Nuevas Generaciones (juventudes del PP) con el brazo en alto haciendo el saludo nazi, o podían haber puesto las pegatinas con la cruz gamada que han aparecido en la puerta de entrada del local de la asociación Afroamericana de Gasteiz y en Lanbide. Pero no, para el fanatismo utilizan la foto de un grupo de mujeres con burka sacada en Afganistán. Claro que, si a lo que en realidad se quieren referir es al fanatismo religioso, nos quedan bastante más cerca Los Legionarios de Cristo, cuyo fundador está acusado de pederastia, pero no, mejor seguir incidiendo en el estereotipo de musulmanes-yihad-terrorismo-burka. Recordar que esa gente se baña en nuestras piscinas y sube a nuestros autobuses; menos mal que tenemos a la Ertzaintza dispuesta para identificarlas por la calle. Para la homofobia, casualmente también utilizan una imagen de tierras lejanas, cómo no, asociadas a países musulmanes. Es una pena porque bastante más cerca nos queda Rusia, aunque no es plan de incomodar al vecino millonario, ¿no? Y todavía más cerca nos queda la foto que podían haber sacado al recurso de inconstitucionalidad que puso el PP a la Ley de matrimonio entre personas del mismo sexo en España, pero eso rompería la barrera del nosotros (buenos) y los otros (malos).
¿Cuál es el verdadero propósito de la campaña de la Diputación de Álava? ¿Les mueve un interés real por los Derechos Humanos? La respuesta es no, por dos motivos. El primero es que los gobiernos del PP nunca se han destacado por ser grandes defensores de los mismos, más bien al contrario, para muestra los acontecimientos de los últimos meses en la valla de Melilla, las críticas de cinco relatores de derechos humanos de las Naciones Unidas a la reforma del código penal considerando que puede cercenar derechos fundamentales de los ciudadanos o el importante repaso que le hace a España el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas en su quinto informe periódico (E/C.12/2012/SR.28). La segunda es que se hace un uso mezquino de los Derechos Humanos intentando encontrar una justificación para socavar el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros». Además hay que recordar que los Derechos Humanos son indivisibles, interrelacionados e interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás.
Si a la Diputación de Álava no le importan los Derechos Humanos, ¿cuál es el objetivo de la campaña? Creemos que el fin último es meramente electoral. Desde hace tiempo el PP tiene una estrategia clara, segmentar a la sociedad con base en su lugar de procedencia, cultura y religión; asignar valores esencialistas y negativos a las personas que entran dentro de dichas categorías sociales y presentarse como la única alternativa posible para luchar contra dichos sujetos. Desde Argituz llevamos tiempo diciendo que se están cruzando muchas líneas rojas y se está creando un clima social negativo que va asociado a discursos del odio. Por suerte, una parte considerable de la sociedad alavesa está reaccionando con madurez y no tenemos duda de que sabrá poner las cosas en su sitio. Que los ciudadanos y las ciudadanas alavesas apuestan por la defensa radical de todos los Derechos Humanos así como la lucha contra la intolerancia de verdad.
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