El 12 de enero del año pasado, más de cien mil personas se
manifestaron en Bilbao para defender los derechos humanos de las personas
presas a consecuencia del conflicto político en el País Vasco. Este año, las
previsiones apuntan a que esa cifra se incrementará aún más.
Algunas cosas han cambiado en positivo desde aquella
fecha. El consenso social y político sobre la necesidad de dar una respuesta
urgente a la situación de las personas presas ha aumentado en Euskal Herria. A
día de hoy, todas las encuestas indican que una inmensa mayoría de la sociedad
vasca apoya un cambio en las políticas penitenciarias.
El consenso se basa en el convencimiento mayoritario de
que mantener políticas de excepción -que incluyen graves violaciones de los
derechos humanos- en la actual situación de fin de la violencia de ETA, sólo
tiene una justificación: la venganza. Por el contrario, todo el espíritu
humanista que anima eso que -mal que bien- hemos venido en llamar democracia,
apuesta por descartar la venganza como argumento y sostén de las políticas
públicas en un estado garantista.
En el ámbito político, con diferentes matices, esta idea
está extendida en la mayoría del arco político vasco; tanto en la CAV, como en Navarra e Iparralde. Precisamente,
es en el País Vasco francés donde más extendido está ese consenso, por ejemplo
el PSF y el centrista Modem enviarán representantes a la marcha del día 12.
En la CAV y en la Comunidad Foral, el PSE y el PSN se
muestran cada día más abiertos: al acercamiento de presos a prisiones cercanas
a su lugar de origen; la excarcelación de presos enfermos (En el ayuntamiento
de Gasteiz los votos del PSE se sumaron a Bildu y PNV, para sacar adelante una
moción solicitando la excarcelación de presos enfermos); la liberación de
quienes han cumplido condena, tal y como exige el tribunal de Estrasburgo; el
apoyo de algunos dirigentes socialistas a Arnaldo Otegi y otros militantes de
la Izquierda Abertzale, que siguen incomprensiblemente en prisión...
El PNV hace tiempo que apoya también estos reclamos, que
como decimos son muy mayoritarios en distintos ámbitos de la sociedad vasca. Por
ejemplo, absolutamente todos los sindicatos de Euskalherria, desde UGT hasta
LAB, los apoyan.
Sin embargo, ni PNV ni PSE, apoyan la manifestación del
día 12; pues aún pesa más el miedo a ceder hegemonía a la Izquierda Abertzale
que la –relativamente avanzada- unidad de mínimos. Ello es así a pesar que
desde HERRIRA -que es la organización que
impulsa la marcha- se ha hecho un esfuerzo muy serio por despolitizar el acto y
delimitar claramente las reivindicaciones en el ámbito de la paz y los derechos
humanos. Una manifestación que transcurrirá además en silencio.
Así las cosas, la derecha española, PP y UPN, se quedan solos -en el corner del campo de juego político
vasco- en su defensa de la postura inmovilista del gobierno español.
Sin embargo, como viene sucediendo en todo el proceso de
paz, en el Estado Español las cosas no están tan claras; Aunque, poco a poco,
la izquierda española comienza a asumir posiciones más abiertas sobre este
tema; y, en general, sobre todo lo relativo al conflicto vasco. Desde luego, el
apoyo es muy generalizado en Cataluña y en los sectores más comprometidos de la
sociedad y la política del Estado Español; algo que se agradece especialmente
desde Euskalherria.
Por el contrario, desde el gobierno español y desde
diferentes instancias judiciales españolas, continúan llevándose a cabo
actuaciones que resultan incomprensibles en la nueva situación. Por ejemplo,
continúan los juicios y detenciones por razones puramente políticas, se siguen
dando casos el de Aurore Martín, encausamientos desde la Audiencia Nacional a
familiares de presos por ejercer la solidaridad con sus allegados, actuaciones
“extravagantes” del delegado del gobierno en la CAV… por citar sólo algunas.
Más allá de las inercias del pasado, no parece exagerado
suponer que estas actuaciones responden a la intención de quienes quieren
romper los consensos mínimos que se van dando
en el conflicto vasco. Consensos que avanzan también de forma importante
en el tema de las víctimas, con iniciativas muy positivas como la conocida como
“Iniciativa Gleen Cree” (que aúna victimas de ETA, GAL, Fuerzas de Seguridad…),
o el reciente homenaje a todas la víctimas del consistorio donostiarra, donde
acudieron representantes de todas las fuerzas políticas, desde el PP hasta
Bildu. Es también de destacar el
silencio casi absoluto que los medios de comunicación españoles dedican a estas
iniciativas de paz.
Tal vez haya en el Estado Español quien aún se sienta más
cómodo con una guerra en el norte; pero, desde luego, en Euskalherria son muy
pocos quienes todavía piensan así. La
manifestación del día 12 será un buen reflejo de ello.
Juan Ibarrondo. Escritor e impulsor de la manifestación
del 12 de enero.