MANIFIESTO INTEGRO DE LA INICIATIVA TANTAZ TANTA.
La
operación policial contra la asociación en defensa de los derechos de las
personas presas, HERRIRA, supuso -además de una injusticia manifiesta- la
constatación de que es imposible poner puertas al campo.
HERRIRA,
es algo más que un grupo de activistas de los derechos humanos, es la superficie
visible de un mar profundo: pleno de anhelos de justicia y deseos de paz.
Un
mar surcado por corrientes submarinas, que se mueven a distintas velocidades y
diferentes profundidades, pero en una misma dirección: la resolución del
conflicto y una paz con derechos para todas y todos. Incluidos, como no puede ser de otra forma,
los derechos de las personas presas por
actos de motivación política. Derechos ahora conculcados de forma grave.
La
resolución del conflicto exige -además de la voluntad política de solucionarlo-
abordar las consecuencias del mismo desde el mayor consenso social posible. En
ese sentido, la labor de HERRIRA ha sido considerable y tenaz, pues la búsqueda
de mínimos comunes y de consensos sociales ha sido la guía de su actuación
estos años.
Tal
vez por ello, quienes no están interesados en que la paz se afiance, la
eligieron como objetivo de su desmesurada actuación. Sabían que tocando a
HERRIRA tocaban un nervio sensible de la sociedad vasca.