En el Ayuntamiento de Gasteiz
En un
artículo de opinión, aparecido en este medio antes de las elecciones, hablaba del racismo como una patología
social, y consideraba que en Gasteiz estábamos ante una situación de alerta que
exigía una urgente “campaña de vacunación”. Los resultados electorales del 24
de mayo indican que la “epidemia” estaba más extendida de lo que pensábamos; y
que, por tanto, las medidas profilácticas deben ser más intensas.
La sociedad
civil llevó adelante, a través de la plataforma Gora Gasteiz, una campaña de
sensibilización frente al racismo, tanto en su vertiente popular como institucional:
con gran éxito de participación, calidad en el debate, novedosas fórmulas
comunicativas…
A la vista
está, que no ha sido suficiente para evitar que los gérmenes del racismo y la
xenofobia continúen propagándose por la ciudad; y vaya por delante que no
quisiera que estas palabras se tomaran como una descalificación ni ofensa
contra nadie.
Sin embargo,
no debemos pensar por ello que la campaña de Gora Gasteiz fue un fracaso, todo
lo contrario. La plataforma ha logrado dos éxitos indudables: por una parte ha
conseguido crear conciencia anti racista
en buena parte de la ciudadanía; y por
otra, ha aislado políticamente a quienes utilizaban argumentos basados en el
discurso del odio para conseguir apoyos electorales.
El
recurso de fomentar el odio al diferente
como táctica política obtiene normalmente buenos resultados. Lo hemos visto en
estos comicios, y no sólo en Gasteiz; y también en distintos lugares de Europa,
donde las opciones electorales xenófobas tienden a subir como la espuma de una
caña mal tirada.
Además, en
muchos lugares, esto da lugar a que el resto de los partidos endurezcan sus criterios
en materia de migración y recortes en
derechos sociales. También, en algunos casos, ocasiona que se
reproduzcan los argumentos de la extrema derecha xenófoba en partidos
usualmente más moderados.
En Gasteiz,
en cambio, no ha sucedido esto. Las fuerzas políticas de la oposición en el
ayuntamiento -incluidas las nuevas- han evitado hacer seguidismo en esta
materia a las tesis del Partido Popular. Es posible que mantener esta
coherencia les haya costado algunos votos; pero, en mi opinión, la gran mayoría de la ciudadanía agradece su posición
firme frente al racismo y el recorte de
derechos.
Ahora,
estamos en una nueva tesitura, y a pesar de que el aumento de votos del PP
puede llevarnos a una sensación de derrota y bajón moral, tenemos que combatir
estos sentimientos, convencidos como estamos de la justicia de nuestros
planteamientos.
Esto vale
tanto para la ciudadanía en su conjunto como para las fuerzas políticas
opositoras del consistorio. Superar el desaliento y dar un paso más en la
oposición firme a toda forma de racismo y xenofobia supone, en el caso de estas
fuerzas políticas, la capacidad de conseguir acuerdos que hagan posible un
ayuntamiento que respete la diversidad y los derechos sociales de todos y
todas.
Acuerdos
entre diferentes como los que se están dando ya en muchos lugares del Estado
español, algunos bien cercanos como el caso de
Navarra.
Los nuevos
tiempos requieren soluciones imaginativas a los problemas de la sociedad, exigen políticos con
altura de miras, que pongan los intereses de la ciudad por encima de las
estrategias partidistas.
Necesitamos
que, en Gasteiz, los representantes políticos sean sobre todo servidores públicos,
en defensa del bien común sin exclusiones.
Ahora mismo,
en el consistorio, necesitamos más de
personas capaces de empatía que calculadoras de votos andantes.
Juan Ibarrondo
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