martes, 20 de septiembre de 2011

DEJAR HACER

Es costumbre arraigada, tras los cambios de color político en las administraciones locales, empezar de cero -hacer tabula rasa- en  materia de equipos humanos, proyectos, apoyos a tal o cual iniciativa… Es una actitud hasta cierto punto lógica -y hasta positiva- para quien quiere cambiar las líneas maestras de las políticas locales. Llevarla hasta el extremo, en cambio, entraña el peligro de abandonar líneas de trabajo que estaban dando resultados positivos, sólo por el resquemor de que fueron “los otros” quienes las impulsaron.


Actuar de esa forma, se acerca más al politiqueo barato que a la política entendida como una forma honesta de tratar de resolver los problemas de la ciudadanía.  Sin embargo, en ocasiones,  a los políticos les puede el regate en corto y se dejan llevar por las peleas partidistas pasando por encima de los intereses comunes.

En el ámbito de la cultura, me ha llamado la atención últimamente el abandono paulatino que las instituciones parecen estar haciendo  de una iniciativa que -en mi opinión- estaba dando sus frutos. Me refiero al Proyecto Amárica, donde un grupo de artistas de la ciudad  ha iniciado un rumbo de actuación cultural muy interesante por lo novedoso y participativo. La clave de la idea es una manera de actuar alejada de la cultura entendida como mero espectáculo. Lo mejor del proyecto, la gestión horizontal, participativa -y barata- que utilizan a la hora de diseñar exposiciones, talleres…


No quisiera pasar por malpensado, pero no puedo dejar de sospechar que  el color político de los impulsores del proyecto (la anterior diputada de cultura de Eusko Alkartasuna) pueda influir en el recorte. Espero equivocarme, y constatar  que los actuales gestores de la cultura alavesa continúan apoyando esta iniciativa que aúna cultura y participación ciudadana. Harán honor así al viejo lema liberal: laissez faire, laissez passer.