Cuando Patxi López -en vez de estar donde tenía que estar- anunciaba a bombo y platillo la aparición de grandes yacimientos de gas en Álava, ocultaba que para extraerlos es necesario utilizar el fracking. Ocultaba también que, en el Estado de Nueva York, el fracking está prohibido por una moratoria judicial, lo mismo que en Francia y otros países. No sucede lo mismo en Pensilvania, donde se ha iniciado la extracción masiva de gas con esta técnica, con unas consecuencias medioambientales para poner los pelos de punta. Allí, los acuíferos han quedado tan degradados por los productos químicos, que el agua corriente no es ya apta para el consumo, ni en algunos casos tampoco para el aseo personal. Miles de hectáreas de cultivo han quedado baldías, algunos manantiales se han vuelto combustibles por el metano residual. Además, se teme que ciertos elementos radiactivos contenidos en la roca acaben en los cursos de agua.
martes, 18 de octubre de 2011
FRACKING
No se trata de un nuevo deporte de riesgo. El fracking es una técnica para extraer gas natural de las rocas. La técnica consiste en fracturar determinadas rocas inyectándoles grandes cantidades de agua, arena y un coctel de productos químicos (algunos de ellos muy tóxicos) para extraer así el gas natural que contienen. La técnica se conocía desde hacía tiempo, pero no resultaba rentable; hasta que el progresivo agotamiento de los combustibles fósiles -y su consiguiente encarecimiento- ha hecho que las compañías extractoras traten de exprimir hasta sus últimas gotas; en intervenciones cada vez más caras, contaminantes y peligrosas.
El Gobierno Vasco se va a gastar cien millones de euros en hacer sondeos. Un gasto muy cuestionable para un proyecto extremadamente contaminante, que derrocha grandes cantidades de agua; y que -según dicen las malas lenguas- gestionará la empresa Halliburton del tejano Dick Cheney ¿Les suena de algo?