martes, 29 de noviembre de 2011

NOLA ALDATZEN DIREN GAUZAK

“Como cambian las cosas camarada”, cantaba, en euskera y con rabia, el grupo Hertzainak. Estos días, escuchando a Gema Zabaleta, consejera de asuntos sociales del GV, justificar los recortes sociales impulsados por su departamento no pude menos que acordarme de aquella canción, que reprochaba el cambio de chaqueta ideológico de cierto correligionario de la consejera.

La historia se repite. Zabaleta, que en su etapa de parlamentaria en la oposición impulsaba una moción para estudiar nada menos que la viabilidad de la renta de ciudadanía, que se presentaba como adalid del mantenimiento y mejora del estado del bienestar… se dedica ahora a recortar derechos sociales; superando por la derecha hasta a sus homólogos navarros en esto de disciplinar al parado. Semejante cambio de orientación ideológica tal vez no me hubiera sorprendido tanto -pues uno  ya está curado de espanto- si no fuera por ciertos argumentos que ha utilizado la consejera para justificar los recortes.


Oyéndola desgranar clichés, utilizados por los conservadores de todas las épocas para justificar sus políticas de derechas, no pude evitar un sentimiento de estupor. Escuchándola uno podría suponer que las personas en paro no son más que unos vagos que no quieren trabajar, y que ella va a solucionar el asunto con voz de mando propia de asistenta social de la vieja escuela.


Por desgracia, el problema no es que de pronto la población se haya vuelto holgazana sino que no hay empleo. La solución no es que los parados hagan trabajos absurdos dentro del  basurero en que estamos convirtiendo el mundo,  sino en generar empleo; pero empleo en condiciones dignas, incluido el denostado empleo público, y respetuoso además con el medio ambiente. Para conseguirlo la receta es simple: repartir la riqueza y el trabajo, tal y como tú misma decías antes de que cambiaran las cosas, camarada.