martes, 20 de diciembre de 2011

SEÑORITO ANDALUZ

Ramón J. Sender escribió en 1933 “Viaje a la aldea del crimen”, uno de los mejores reportajes de periodismo de investigación que conozco, donde da cuenta de la matanza de jornaleros a manos de la Guardia Civil en el pueblo andaluz de Casas Viejas. El libro es una formidable  descripción de la terrible represión que sufrió el pueblo Andaluz, cuando trató de romper con la miseria y las seculares cadenas que lo apresaban. Afortunadamente, las cosas han cambiado desde entonces; aunque al hijo de la duquesa de Alba, parece que le gustaría volver a tiempos pasados.



El escritor, recoge en su reportaje una definición de Jorge Borrow sobre el señorito andaluz que no me resisto a reproducir aquí: “Son, en términos generales, los seres más necios y vanos de la especie humana (…) Su insolencia sólo tiene igual en su bajeza, y su prodigalidad en su avaricia”. Sender, con gran lucidez,  nos hace ver en el reportaje cómo los defectos de su clase dirigente permean ciertas capas de la sociedad andaluza, y las convierte en gentes aduladoras de gracejo pelotillero. Sin embargo, según se va adentrado en la Andalucía profunda, descubre también un pueblo digno, que sobrelleva la miseria con orgullo y que, en Casas Viejas, acaba dando su vida.


Es muy posible que la burocracia, creada al albur del poder “socialista” durante tantos años, haya heredado algunos de los defectos de los señoritos  -con los que además ha compartido el pastel europeo- pero pretender generalizar esto al conjunto de los andaluces, como hacen algunos, resulta erróneo e injusto.


Mal camino es el que pretende adjudicar a los pueblos los males de sus dirigentes, lo mismo en Andalucía, que en Grecia o Italia… Una cosa es que en Euskalherria cada vez nos interese menos formar parte del cortijo español, y otra que no nos solidaricemos con los jornaleros y gritemos con ellos: Andalucía entera como Marinaleda.