martes, 14 de febrero de 2012

CARNAVAL


Ahora que se acerca el carnaval,  he recordado ciertas coplas carnavaleras que aún se cantan durante las sobremesas de las celebraciones familiares en mi casa. Son coplas que nos trasladan -nada menos- que a los años treinta del siglo pasado; cuando una crisis económica, incluso peor que la actual, asolaba Europa. También era la edad de oro de los carnavales de Vitoria, cuando todavía esta fiesta no había perdido su carácter de reivindicación y crítica jocosa frente al poder establecido.

Ante una situación insostenible de carestía de la vida, que hacía que los trabajadores estuvieran literalmente al borde del hambre, las comparsas se lo tomaban, con buen humor y mala leche, cantando coplas como ésta: Venimos de hacer la compra/váyanse ustedes fijando/echando betún y espuma porque esto es un escándalo./ Sólo verdura traemos porque está todo tan caro/ que hoy el obrero no puede comer más que berza y nabo./ El pescado y la carne, tocino, magro y chorizo/ ya ni sé el tiempo que hace que no hemos comido/ en cambio de comer sopa, patata y sangre/ estamos ya más cansados que un burro de pasar hambre. También se referían a las numerosas huelgas con que los obreros trataban de mejorar sus penosas condiciones laborales, cantando de esta forma: Somos los huelguistas, míseros hambrientos/ como no comemos se nos lleva el viento. / Cargados de piedras tenemos que ir/  si no nos verían volar por ahí. /  Ayer comimos, voy a decir/ una alpargata y un calcetín/ hoy comeremos, como es razón/ las varillas del paraguas de la suegra del director.
Hoy en día -tal vez por tanta caja tonta y tanta Internet- ya no se hacen coplas de este tipo. Las comparsas han perdido esa ironía saludable y faltona que hizo famoso a nuestro carnaval. Aunque, quién sabe, tal vez ahora que la crisis aprieta otra vez, el carnaval resurja de nuevo y Don Carnal vuelva a mostrar su rostro más auténtico.