Las últimas
elecciones al parlamento de la CAV, han deparado sensaciones agridulces a
quienes apostaban por un cambio social desde el soberanismo. Quizá las
expectativas, tras sucesivas contiendas electorales de aumento importante del
voto, estaban demasiado altas; pero la mayoría de sus simpatizantes esperaba
unos mejores resultados de la coalición EH BILDU.
A pesar de la consolidación
electoral en el conjunto del territorio -sobre todo en Álava donde se consolida
un verdadero cambio sociológico- la aritmética electoral dificulta en gran
medida que la coalición de izquierdas soberanistas ocupe ese deseado espacio de
centralidad, que permite mayorías de bloqueo en alguno de los tres grandes ejes
de la política vasca: las políticas sociales y económicas, el avance hacia la
soberanía y el proceso de paz. En el primer eje, escaso consuelo supone pensar que, con un par de escaños más, o
incluso con algún escaño desde “izquierda desunida”, las cosas hubieran
cambiado de forma notable.