martes, 19 de junio de 2012

UN VERANO DISTINTO


Este verano va a ser distinto a los demás, pues difícilmente será un tiempo para el descanso. Supongo, que un escritor de novela negra lo describiría así: Un fugitivo está acorralado en un oscuro callejón sin salida aparente. Escucha los pasos de su asesino, pero no puede hacer nada salvo esperar a que llegue.

Sin ser tan dramático, diré que éste será un verano de tensa espera ante un futuro cada vez más incierto. Un verano de espera: para los trabajadores acosados por el ERE y el despido; para los 1800 parados de Gasteiz que esperan a que LANBIDE tramite de una vez sus expedientes; para los opositores de la “última” convocatoria de Osakidetza, que esperarán poder entrar en el refugio de la administración; para quienes están en bolsas de empleo, y dudan si les volverán a llamar; para los emigrantes empobrecidos, que se debatirán entre aguantar el chaparrón o volver a la miseria en sus países… Incluso aquellos privilegiados que tengan la posibilidad de salir de vacaciones no podrán evitar pensar, de vez en cuando, en qué les deparará el otoño que viene.
Sí, definitivamente será difícil relajarse este verano; sobre todo quien a duras penas llega a fin de mes. Sólo los ladrones de guante blanco que se lucran con el sufrimiento ajeno podrán disfrutarlo. Ellos y, tal vez, los más cínicos de sus segundones, convencidos de que sabrán capear el temporal caiga quien caiga. Ya lo decía Kortatu en la última crisis del sigo pasado: “Hi burgues madarikatua/ ez duzu inoiz ezer ulertuko/ zuretzat kalean gertatzen dena/beti besteen arazoak dira
A los demás, sólo  nos queda intentar cargar pilas y prepararnos para un otoño caliente que  pueda cambiar las cosas. La historia no está escrita, nunca podemos saber con total seguridad por donde transcurrirá. Confiemos pues en lo inesperado y sírvanos ello de consuelo para pasar el mejor verano posible.