jueves, 29 de marzo de 2012

DESDE EUSKALHERRIA CON AMOR Y RABIA


Quisiera comenzar este artículo aclarando mi perspectiva. Es decir, el lugar desde donde miro e interpreto los últimos acontecimientos en el Estado Español. Ese lugar no es otro que mi realidad más cercana: Euskalherria. Desde luego,  tampoco sería de recibo separar lo que sucede en uno y otro lugar de forma radical, pues es evidente que vivimos en un mundo cada vez más interdependiente y los acontecimientos mundiales, europeos y españoles afectan sin lugar a dudas a lo que aquí acontece y viceversa. Pero una cosa es reconocer esa interdependencia, y otra fijar una perspectiva desde donde desarrollar el análisis y el activismo político.
Cuando el 15 de mayo de 2011 vimos por la tele como miles de madrileños y madrileñas tomaban la Puerta del Sol, mucha gente de aquí nos enamoramos de aquel movimiento.  

En parte  fue porque, en ese tiempo,  en Euskalherria nos encontrábamos inmersos en una batalla por los derechos civiles y democráticos que tenía algunos rasgos similares con lo que pasaba en Madrid y otras ciudades del Estado Español. Así, mientras en Sol se reunía el descontento social de la capital española, en el Arenal bilbaíno miles de personas de diverso pelaje político y social se concentraban a la espera de saber si finalmente Bildu podía presentarse a las elecciones municipales y forales, con la intención de quedarse allí hasta conseguir una respuesta positiva.  En esos momentos se produjo una conexión mental solidaria que todavía se mantiene viva.
A partir de ahí, los acontecimientos comenzaron a divergir. Desde un punto de vista electoral, en el Estado Español (incluidas Galicia y especialmente Cataluña) se produjo un importante avance de la derecha, fundamentalmente el PP (también CIU en Cataluña) que una vez ocupado el poder político comienza a profundizar en el desmantelamiento del llamado estado del bienestar, con recortes sociales, reforma laboral… que ya se había iniciado con el gobierno del PSOE.
En el País Vasco, en cambio, el avance se da  por la izquierda, con los espectaculares resultados de Bildu (luego de Amaiur) que amenazan la pretendida hegemonía absoluta de los tres grandes partidos tradicionales PNV PSE PP. La irrupción de Bildu hace bascular la política vasca hacia posiciones menos extremas que las de la española en temas sociales; sobre todo, en la escenificación de las posiciones de cada cual: por ejemplo aquí sólo el  cuarto partido en la CAV (el PP con una representación popular minoritaria) apoya la reforma laboral. Se podría pensar que en Euskadi tenemos una derecha algo más civilizada que en España, quizá condicionada por una sociedad más movilizada en defensa de sus derechos; pero no debemos olvidar el caso de CIU, que cuado ve amenazados sus beneficios entra como elefante en cacharrería a recortar todo lo habido y por haber. Es muy probable que el PNV,  a pesar de cierta tradición social cristiana, reaccione de la misma manera si la situación económica (de momento algo mejor que la española) así lo exigiera. De hecho, son los sectores más neoliberales quienes ganan cada vez más poder en ese partido. Tampoco es del todo descartable, aunque difícil, que el PNV, si lo ve necesario, pacte con el PP en determinados temas. En la otra parte del espectro político, un PSE en horas muy bajas, comienza a hacer guiños a Bildu (por ejemplo en el tema de la fiscalidad) aunque igual que en el caso anterior se antoja muy complicada, por lo menos de momento, una alianza entres ambas formaciones políticas. Otra posibilidad, quizá más probable que las anteriores es la reedición del pacto PNV PSE, a pesar de las cuchilladas que se propinan en estos momentos. O incluso un gobierno en minoría de Bildu, si gana con nitidez las elecciones en la CAV.  En resumen, en el plano político, tanto en la CAV como en Navarra, las opciones están muy abiertas en contraste con el aspecto monocolor que se da en el resto del Estado.
En el plano sindical, también la situación diverge de forma importante. Los sindicatos mayoritarios en el Estado sufren en Euskalherria un proceso de desgaste muy importante frente a la mayoría sindical vasca (los que en los medios de comunicación españoles llaman sindicatos nacionalistas) que avanza posiciones de forma importante amenazando con la marginalización de los dinosaurios estatales. En el Estado Español, también estos grandes sindicatos se ven desbordados, pero en este caso no por una alternativa sindical sino por movimientos sociales y mareas sectoriales, que rebasan las estrategias pactistas de UGT y CCOO ahora agotadas. Por su parte, la mayoría sindical vasca, si bien es verdad que mantiene posiciones mucho más combativas que la española, adolece también de los problemas comunes a todo el sindicalismo europeo: burocratización y alejamiento de los sectores sociales -en constante aumento- fuera de la definición clásica de trabajador asalariado con empleo estable.  Además, en contraste con lo que sucede en el Estado español, en Euskalherria se produce un preocupante debilitamiento de los movimientos sociales que tradicionalmente gozaban de una fuerza importante; tal vez como efecto indeseado del avance de la Izquierda Abertzale y sus aliados soberanistas que provoca cierta delegación en la política. También por el agotamiento de un cierto modelo de movimiento social que no es capaz (como en el caso de los sindicatos) de adaptarse a las nuevas realidades sociales. De cualquier manera, la hegemonía de la mayoría sindical vasca se ha visto de forma clara en la huelga general del 29M, al tomar el liderazgo de una protesta a la que sólo posteriormente se sumaron CCOO y UGT. A la hora de escribir este artículo todavía no lo sabemos con seguridad, pero todo apunta a que la huelga en Euskalherria será histórica.
También se ha dado en esta ocasión un esperanzador (aunque de momento insuficiente) movimiento de articulación de la estrategia sindical con los movimientos sociales. En parte con la asunción por parte de la mayoría sindical vasca de la huelga de consumo, u otras estrategias minoritarias pero novedosas como la huelga simbólica de cuidados en las casas…. y sobre todo por la participación de plataformas en defensa de los derechos sociales, y otros movimientos, en la huelga del 29M con algo más de protagonismo que en ocasiones anteriores. En cualquier caso, el peso muerto de los sindicatos todavía lastra demasiado las nuevas propuestas.
Terminaré diciendo que, desde Euskalherria, quienes apostamos por un cambio en el modelo social, vemos con rabia la represión gubernamental contra nuestros hermanos de clase y querencia en las calles de Madrid, Barcelona… Frente a ello,  apelamos a la solidaridad y la ternura entre los pueblos contra un enemigo común e implacable. Un llamamiento al encuentro desde el amor y la rabia.

Juan Ibarrondo
 (Escritor y periodista)